TIEMPO DE ESCRITURA DE LA OBRA
Sabemos que la idea de esta novela surgíó tras un viaje que Thomas Mann realizó por el Adriático en mayo de 1911, acompañado por su mujer y su hermano Heinrich. Estuvo en una de las islas Brioni, próximas a Pola y allí se enteró de la muerte de Mahler. Fueron luego a Venecia y al Lido.
En 1912 se publica por primera vez en dos números de la revista Neue Rundschau y en 1913 fue editada en Berlín como libro.
Por lo tanto, la fecha de escritura y la de publicación son muy próximas y las alusiones indeterminadas del comienzo de la obra no lo son tanto.
TIEMPO HISTÓRICO
En una novela de corte fundamentalmente intimista las alusiones directas al momento histórico en que se desarrollan los hechos no son muchas, pero sí significativas. En el primer capítulo se cita textualmente: "una tarde de primavera de aquel año 19… , que durante meses mostró a nuestro continente un rostro tan amenazador y cargado de peligros", y se deja sin explicitar deliberadamente el año concreto. La alusión a los problemas que tienen lugar en ese momento en Europa parece
conectar con la percepción de la inminencia de la I Guerra Mundial. Hay historiadores que consideran este periodo inmediatamente anterior a la guerra de 1914 como una prolongación del XIX. Los europeos se creían el centro del mundo civilizado, pero tras la apariencia había numerosas tensiones en el orden internacional: la rivalidad entre Francia y Alemania y el interés francés por recuperar Alsacia y Lorena (en poder de los alemanes desde la guerra de 1870). Estaba también presente la rivalidad entre Rusia y Austria-Hungría, que querían controlar los Balcanes (crisis de la anexión de Bosnia por Austria en 1908), etc.
conectar con la percepción de la inminencia de la I Guerra Mundial. Hay historiadores que consideran este periodo inmediatamente anterior a la guerra de 1914 como una prolongación del XIX. Los europeos se creían el centro del mundo civilizado, pero tras la apariencia había numerosas tensiones en el orden internacional: la rivalidad entre Francia y Alemania y el interés francés por recuperar Alsacia y Lorena (en poder de los alemanes desde la guerra de 1870). Estaba también presente la rivalidad entre Rusia y Austria-Hungría, que querían controlar los Balcanes (crisis de la anexión de Bosnia por Austria en 1908), etc.
Era un período convulso que Thomas Mann refleja como trasfondo de la novela. El sentimiento nacionalista era muy fuerte en Alemania (que se había constituido como estado en 1871) y el protagonista se identifica con la grandeza de su patria. Esto se ve más claramente en el capítulo II, cuando se exalta a Federico de Prusia, que gobernó entre 1740 y 1786, y la convirtió en una de las grandes potencias europeas. Aschenbach es "El autor de la fuerte y luminosa epopeya de Federico II" o, al final del capítulo II, cuando se describe al protagonista se dice: "Debajo de aquella frente se habían forjado las frases chispeantes de la conversación entre Voltaire y Federico acerca de la guerra. Aquellos ojos, que miraban cansados tras los cristales de los lentes, habían visto el sangriento horror de los lazaretos de la guerra de los Siete Años". También coincide que Silesia, donde nace, había sido conquistada a Austria por este rey.
Además, en esa época el nacionalismo impulsa a otros pueblos sin estado. Las gentes que Aschenbach se encuentra en Venecia no siempre pertenecen a un estado independiente. Tadzio es de Polonia (es decir, habitante de un país sometido en aquel tiempo a rusos, austriacos y alemanes). Otros son eslavos e italianos de la Italia irredenta, del territorio que Italia reclama a Austria, como la península de Istria, donde se encuentra el puerto de Pola (que hoy es de Croacia), y donde se embarcan los jóvenes "transidos de fervor patriótico" en el capítulo III que vitorean a los bersaglieri (soldados de infantería) venecianos.
La guerra supondrá la desaparición de la vida de lujo de una sociedad decadente destinada a desaparecer tras una guerra de terribles consecuencias, tras la cual las fronteras cambiarán y ya nada volverá a ser igual.
Dice Francisco Ayala: “Cuando su autor escribió La muerte en Venecia, apenas transcurrida la primera década del siglo XX, se estaban apurando las postrimerías de la belle époque, y poco faltaba para que estallase la Primera Guerra Mundial.” De lo anterior se deduce que Mann percibía con claridad cuando la escribió los peligros inmediatos que acechaban a Europa y que tanto dolor producirían.
TIEMPO DE LA HISTORIA Y EL DISCURSO
Los hechos relatados en la novela siguen una linealidad cronológica, ordenada, si exceptuamos el capítulo II , que constituye una analepsis con respecto al I, en la que se relatan los orígenes del protagonista, su historia, su obra, y que finaliza con una pormenorizada descripción del mismo.Es una analepsis tradicional que se usa siguiendo la moda del Realismo, para mostrar la influencia del pasado sobre actitudes posteriores.
Los hechos narrados comienzan en mayo y se extienden de manera imprecisa durante unos meses, pues al final se dice: "Cierto halo otoñal, como de supervivencia, parecía planear sobre aquel lugar de esparcimiento". Se trata, por tanto, de una novela de un tiempo reducido (si exceptuamos la analepsis que actúa como tiempo ampliado), algo característico de la renovación temporal en el siglo XX. La primavera y el verano coinciden con los momentos de felicidad, mientras que el otoño llega con la decadencia.
En lo que respecta al tempo, asistimos a una narración muy demorada, muy lenta, que se debe a la abundancia de descripciones de personajes o de espacios, y de numerosas digresiones (por ej., sobre el arte y la obra artística, la soledad, la belleza y Eros, la pasión, etc.).
En otras ocasiones se recurre al resumen: "Un par de semanas después de aquel paseo"; a la semana y media de su llegada a la isla", "a la cuarta semana de su estancia en el Lido"). También hay elipsis, que seleccionan los hechos que se relatan mientras que se omiten otros, y que contribuyen a acelerar el tempo.
El desarrollo temporal está directamente relacionado con el estado de ánimo del protagonista, como sucede en otras novelas del autor. Los días son largos si el protagonista está inquieto, y se hacen
cortos con su bienestar. Entonces, el miedo que manifestaba al principio de la obra por el paso del tiempo desaparece: “Desde que el miedo a no llevar su obra a término- esa preocupación tan propia de los artistas de que la arena del reloj pueda escurrirse antes de que hayan culminado su tarea…”. Aparece ya ahí un objeto que en la obra simboliza el paso del tiempo:el reloj de arena. Es el tiempo real, el que pasa objetivamente.
Todo el capítulo I constituye una escena que sucede en una tarde, desde que sale de casa después de comer hasta su regreso esa misma tarde. Tras la analepsis del capítulo II, y una elipsis, en el tercero las referencias temporales son más precisas:"Diversos asuntos de orden mundano y literario retuvieron aún en Múnich, un par de semanas después de aquel paseo […] para cuatro semanas más tarde, un día entre mediados y finales de mayo viajó en el tren nocturno a Trieste..."
Pero a partir del IV, desde que decide quedarse en Venecia, tras un intento de abandonar la ciudad, ya no siente el paso del tiempo. Se abandona al disfrute de su pasión: "Ya no controlaba el tiempo libre que se concedía a sí mismo; la idea de regresar ni siquiera rozaba su espíritu". Y esto sucede desde que lo dionisíaco domina su vida. Es el tiempo psicológico, la sensación de que el tiempo no pasa, de estar fuera del tiempo.
Y, al final, volverá a aparecer el reloj: “La noche avanzaba, el tiempo se escurría. En casa de sus padres, muchos años atrás, habían tenido un reloj de arena: de repente volvió a ver el frágil e importante aparatito como si lo tuviera delante. Silenciosa y fina, la arena de tono herrumbroso se iba deslizando por el estrecho gollete de cristal, y estando la cavidad superior casi vacía, se había formado en ella un pequeño e impetuoso remolino” .